Un momento, una punta de mesa, y todo el ritual empieza.
Cuando llega la hora del mate, el té o ese cafecito de media tarde…
este mantel encuentra su lugar.
Está pensado para ocupar solo una cabecera,
sin invadir, pero sumando calidez.
El tamaño justo para que la mesa se vista,
y la pausa se sienta especial.
Fácil de poner, fácil de lavar,
con ese aire entre rústico y encantador que hace hogar.
Elegí el tuyo y que no falte en tu próxima ronda de charlas.